La reina que llego del frio de Elena San José

La Reina que llegó del frío
Bruselas es una ciudad acogedora y de excelente clima: temperado, casi caluroso. Eso es lo que debía pensar Cristina de Suecia cuando se vino por aquí, camino de Italia. Pero en un primer tiempo se fue aclimatando por estas latitudes, que los choques términos no son buenos
Cristina de Sueca era una intelectual que estaba tan hasta el moño de las intrigas y mediocridades de su entorno que ya no cabía la corona en la cabeza, así que se buscó un primo a quien pasarle la pesada joya. “No obedecer a nadie causa mayor placer que mandar al mundo entero” dijo Cristina abdicó en su primo Carlos Gustavo y se dedicó a hacer limpieza general en su palacio antes de marcharse. Cuadros, tapicerías, manuscritos, antiguos, joyas, monedas etc. Incluso despegó unos “collages” que había hecho recortando unos cuadros de Rafael para decorar los techos. Todo lo que tenia valor se empaquetó cuidadosamente y se embarcó. Con tal equipaje, que le quitaba el vientre de penas y le aseguraba la jubilación. Salió de Suecia dejando a su sucesor con una mano delante y otra detrás y haciendo honor al parentesco.
La ya “ex reina” llegó a Bruselas en verano y se alojó en Palacio, donde los jesuitas, el embajador de España y un monje dominico antuerpiense se empeñaron en convertirla al catolicismo. Luterana y de carácter entero no le faltaban argumentos y objeciones para no dejarse convencer; Pero los maestros fueron persuasivos, y la faena culminó en la Nochebuena de 1654. La iglesia católica Romana se enriqueció de un prestigiosa oveja măs
Con el alma ligera y a salvo, cristina se instaló confortablemente en el Palacio de Egmont y se dedicó a animar la vida Ciudadana. Para empezar pidió que se volviera a representar la opera-ballet que se había estrenado para la boda de FelipeIV con María Ana de Austria y que tuvo un gran éxito: “Ulises en la isla de Circe» todo un programa ¡ Festejos y guateques se siguieron durante todo aquel verano, pero en setiembre, considerando sin duda que ya estaba bien aclimatada para afrontar el verdadero sol, el que pica y quema, salió para Innsbruck y de allí a Roma, donde el propio Papa la recibió con gran fasto.Allí murió, 34 anos mas tarde; Sus restos reposan en la Basílica de San Pedro.
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